LA CATEDRAL DE SAN MIGUEL
La catedral de San miguel es el monumento por excelencia de la Ciudad, representa el orgullo y la religión del pueblo migueleño. Es la imagen que todos tienen en mente cuando se menciona la ciudad oriental. Su altura es imponente y su estilo arquitectónico electico, combina varias corrientes que denotan la belleza de sus acabados.
El 21 de noviembre de 1862 se colocó la primera piedra de la que hoy es la catedral de San Miguel. Este esfuerzo del general Gerardo Barrios y en ella se encuentra la Patrona de El Salvador: la Virgen de La Paz. Muchos de los materiales usados en su acabado fueron traídos del extranjero.
Una de las edificaciones que más destacan en la configuración de ciudad en que uno se encuentre, las dos puntiagudas y elevadas torres de su fachada sobresalen en las siluetas que dibuja la hermosa Perla de Oriente. Ubicada en el corazón de San Miguel, exactamente frente al céntrico Parque Guzmán, la Catedral refleja la gracia y el desempeño que los arquitectos pusieron en su construcción.
Las tejas se importaron de Bélgica; las campanas, de Alemania; los vitrales, que representan figuras bíblicas, fueron elaborados en México, y altar mayor (de mármol), en que reposa la imagen de Nuestra Señora de La Paz, fue traído de Italia. En 1913, el papa Pio X elevó a la iglesia al título de Diócesis y se le asignó al bispo de San Miguel el presbítero Juan Antonio Dueñas y Argumento, para que cuidara y apresurara los trabajos de construcción y brindar la Catedral al religioso pueblo migueleño.
La altura máxima es de 57 metros hasta los campanarios y de 25 metros hasta el techo, puede albergar a dos mil personas, lo que la hace la segunda Iglesia Católica con mayor capacidad en El Salvador y la construcción más alta de toda la Zona Oriental.
En la parte exterior se encuentran las estatuas de mármol del Capital Don Luis Moscoso que fue fundador de la hoy ciudad de San Miguel y del General Barrios, bravo patriota militar migueleño, iniciador, como se ha dicho, de los trabajos de la centenaria Catedral, símbolo altivo de la grey religiosa migueleña.
En la catedral de San Miguel se venera a la Virgen de la Paz, cuya llegada a la ciudad está sembrada de una extraña y encantadora historia. Sus festividades religiosas celebradas año tras año con gran pompa, llevan los ecos de jubilo por toda la República que se apresta a visitar esta cálida y acogedora urbe, que con su inmensa alegría se engalana para hacer los honores a su digna patrona, que un día, llegaba de país extraño, quiso quedarse aquí, para llevar consuelo y contento a la ciudad migueleña. Una joya arquitectónica que será un legado para las futuras generaciones, su majestuosidad simboliza la importancia y el protagonismo de una de las ciudades que dieron pie a la creación de El Salvador con una nación.
Típico del llamado estilo ecléctico muy en boga en las construcciones, particularmente las eclesiales, del periodo que va desde comedios del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX.
La fachada planteada de esta catedral presenta principalmente detalles neoclásicos. Las dos torres encuadran a las columnas dóricas. El orden jónico aparece en la etapa intermedia mientras que el corintio es el que surge en la etapa superior de las torres.
El gran frontispicio que adorna la parte superior del pórtico está sostenido por seis fuertes aunque esbeltas por su elevación columnas dóricas, cuatro de estas columnas se encuentran apareadas. El frontispicio triangular es el principal detalle neoclásico y está dotado de un importante friso esculpido en mármol por el escultor Juan Bautista Finochiaro, en este bajorrelieve está representado el éxodo: Moisés en el desierto descansa momentáneamente a la sombra de un árbol y el pueblo israelita le trae al profeta un gran conjunto de racimos lo cual sería alusión a la ciudad de Tucumán que se halla en el centro de un fertilísimo vergel.
Sobre el frontispicio, en la mitad de la simetría, se alza una estatua en mármol blanco de la Virgen María. También resulta interesante la escultura en madera de Cristo Crucificado que se encuentra en el lado izquierdo del vestíbulo, y que es objeto de veneración constante de los transeúntes.
El interior de esta catedral es bastante amplio, la sensación de amplitud está potenciada por el uso de columnas esbeltas que mantienen elevado al techo y por una buena iluminación natural. La iglesia posee dos antiguas y pequeñas estatuas de san Judas Tadeo y san Simón (patronos de Tucumán a los cuales se venera tras una victoria sobre los calchaquíes en octubre de 1577 momento en el cual la ciudad de origen europeo casi fue destruida por el pueblo nativo.
A falta de un importante altar mayor, se puede observar una buena réplica en óleo de la Anunción de El Greco, mientras que el gran arco previo al coro está decorado con bellos frescos cuya temática principal es la creación del Mundo por Dios, ales frescos son obra de Félix Rebol, entre los otros varios elementos de interés se encuentran diversasestatuas articuladas, moldeadas y talladas y luego minuciosamente pintadas del santoral cristiano, antiguos cuadros, exvotos, candelabros (incluidos los mal llamados “tenebrarios” que proveen de mucha luz merced a sus numerosas velas candelas o bugias, en una de las naves laterales se puede observar una curiosa representación de la cruz la cual considera tradicionalmente data de la época fundacional y a la cual se le atribuye algún carácter milagroso.
En el interior se encuentran los sepulcros de varios importantes personajes de la historia tucumana (Alejandro Heredia, el obispo José Eusebio Colombres, Gregorio Aráoz de la Madrid etc.).
Las dos torres están coronadas por sendas cúpulas rojizas bulbiformesde estilo rococó (aunque comúnmente se les dice de “estilo ruso”) las dos cápsulas se encuentran culminadas parejamente en sendos orbes, en ellas las importantes campanas de bronce son anteriores al cual edificio ya que fueron fundidas en Chuquisaca en tiempos del dominio español en esa provincia altoperuana.
En la torre ubicada a la izquierda se encuentra un antiguo reloj mutal que perteneció al Cabildo de Tucumán. Éste reloj fue adquirido en Gran Bretaña en la década de 1840 y transportado a San Miguel de Tucumán, dónde el gobernador Celedonio Gutiérrez ordenó su instalación en la torre del antiguo edificio consistorial.
Luego de la inauguración de la actual Casa de Gobierno en 1912, el reloj fue colocado en la torre de la catedral dónde se encuentra actualmente.
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